Hace dos meses atrás la vida me sacudió obligándome a encender mi alarma interna. Ya el cielo no era tan azul, la brisa no daba señales de presencia, la vida dejo de interactuar con mi ser. Despertar en las mañanas era cada vez más difícil, los días pasaban más lentamente, sin embargo las horas parecían escurrirse por mis manos sin que nada las retuviera. Lo extraño es que no tenía porque quejarme. Mi trabajo no era difícil aunque no me retaba. El amor era amable conmigo pues un ser como yo, repleto de defectos, de dudas, de conflictos internos, encontré al chico con el cual soné desde la adolescencia. Entonces; ¿qué me pasaba? ¿Cuál era la excusa de no aprovechar la vida? ¿En que lapso de tiempo me perdí y deje de soñar? Entonces ocurrió, como le ha pasado a miles en estos últimos dos años... fui cesanteada de mi trabajo. En ese momento tomé la noticia de la manera más positiva y cordialmente que pude. Sabía que pues la empresa estaba pasando por cambios y yo imaginaba lo que sucedería. Pensé que unas vacaciones pagadas por desempleo me vendrían de maravilla. Ya llevó casi tres meses desempleada... aún la vida no interactúa con mi ser.
Este blog tiene como fin reconciliarme con la imagen que se refleja en el espejo cuando lo miro. A través de este montón de palabras hago un intento de darle un giro al timón, de abrirme a las posibilidades del destino, de ir en dirección a las estrellas. Si trató de alcanzar las estrellas, aunque no lo logre, siempre llegare más lejos que no haciéndolo. Comienza la Fase 1: Integrarme a la vida viviéndola.
